Universidad de Chile lo tiene todo. Jugadores de calidad, un nuevo complejo deportivo y esencialmente una gran hinchada. Pero así y todo no ha estado a la altura de un equipo ‘grande’.
Gerardo Pelusso llegaba para cambiar lo conocido. Proponía un esquema más ofensivo, prometía marcar goles, ganar clásicos, ganar torneos, ganarlo todo. Pero, definitivamente con lo mostrado luego de la eliminación de la “Copa Santander Libertadores” deja mucho que desear.
Luego del receso mundialista, la ‘U’ hizo una de las más importantes transferencias del último tiempo, vendió a Walter Montillo, pieza clave en el esquema del DT uruguayo. Y como si fuera poco, mandó a los Emiratos Árabes Unidos al goleador azul, Juan Manuel Olivera.
Fueron solo dos transferencias, que implicaron que ‘la gloriosa’ se viniera a pique. Es verdad que seguimos siendo punteros del Campeonato, pero lo mostrado por el técnico y los jugadores del elenco laico muestran como si fuesen un equipo que, sinceramente, pelea el descenso. Gerardo Pelusso atribuye el mal rendimiento del equipo a los constantes traslados que la ‘U’ tiene que hacer para jugar de local, lo que provoca un “gran cansancio y deterioro de los jugadores”. El charrúa trata de explicar lo inexplicable; es cierto que es urgente la necesidad de un estadio para la U. de Chile, que ya no podemos seguir siendo, literalmente, un ‘romántico viajero’. Pero esta no es la verdadera razón para justificar lo mostrado por la ‘U’ en los últimos encuentros.
Pelusso sigue insistiendo en alinear al equipo con un esquema 4-5-1, en levantar el balón y tirar centros hacia el área sin destino, esperando que Olivera llegue desde Asia para cabecear la esférica e insertarla dentro de la red. Exigió traer a Gerardo Marino para ser el reemplazante del argentino Montillo, pero luego de 7 fechas aún muestra ni brillos de lo presentado por el actual jugador de Cruzeiro. A la ‘U’ le penan estas ausencias, por lo que necesita argumentar urgentemente por qué es el puntero del Campeonato y el por qué merece ser campeón.
Por Daniel Pérez M.
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